Los
cacicazgos y su devenir historico.-
Cacique o Curaca era el jefe político,
administrativo y espiritual de un determinado territorio y representante del
Sapa Inca en épocas prehispánicas, es asi, que el incario utilizo al Curzasgo
como mecanismo de pacto, el Inca, nombraba curacas a los líderes de los pueblos
conquistados y aliados a su gobierno. Asi se constituyó la nobleza inca (Los
Orejones) grupo social privilegiado, compuesto principalmente por los
descendientes del Inca (Hijos del Sol), organizados en panacas tanto en el
Cuzco como en otras regiones, también incluía a curacas de naciones aliadas o
conquistadas, como los señoríos aymaras de Lupacas, Huarcas, Pacajes, Omasuyos,
Carangas.
“Fueron
los curacas los que bajo la administración colonial se vieron obligados a
adoptar el título de “caciques” como en el caribe, conservando con ello
parcialmente sus facultades de gobierno y administración, así como su
legitimidad, pero sujetos al sistema de explotación colonial. Sin embargo, el
cacique conserva aún los rasgos nativos de autoridad, como es el ser Awki
(padre) de ayllu. Esta es la base de su legitimidad”
(Carlos Mamani – Igidio Naveda: Reconstitución del ayllu. 2016)
Esta forma de organización fue
asimilada por la corona española y el cacique se constituyó en un puente entre
la cultura ibérica y la cultura amerindia. Singlair Thomson en su libro “Cuando solo reinasen los Indios”,
meciona: “La posicion que ocupaba el
cacique o curaca dentro el sistema colonial era de los mas delicados e
ingratos”
Un caso típico de esta incorporación y
pacto de elites fue el matrimonio de Beatriz Coya, hija de Sayri Túpac, inca de
Vilcabamba, con un sobrino de San Ignacio de Loyola. Beatriz era considerada un
trofeo político y social. Esto ocurrió en Cuzco, en 1576. La hija de la pareja,
Ana María Lorenza de Loyola y Coya-Inca, se convirtió en 1614 en la primera
marquesa de Santiago de Oropeza. Sus descendientes fueron considerados la línea
principal de la panaca de Huayna Cápac.
Durante todo el período colonial varios
caciques descendientes del periodo prehispánico hicieron sus trámites para
lograr su reconocimiento, como fue el caso de los Huayna Cápac, Cusi,
Cusicanqui, Calahumana, Quirquincha y Kutipa en el Alto Perú, entre muchos
otros.
El caso más emblemático y con
consecuencias tragicas fue en 1776, cuando el cacique de Surimana, José Gabriel
Condorcanqui Noguera, con el argumento de ser el pariente más cercano de
Beatriz Coya, inició un proceso legal para reclamar el título de marqués de
Santiago de Oropeza e Inca. Pero su pedido fue rechazado. Hay quienes ven en
este desenlace el inicio de su rechazo a España y su rebelión como Túpac Amaru
II, en 1780. Él, su familia y allegados pagaron las consecuencias de su
rebeldía y fueron cruelmente ejecutados.
Sus actos tuvieron consecuencias
desastrosas para lo que quedaba del sistema social inca. Hasta entonces los
descendientes de la Nobleza Indígena recibían una serie de prerrogativas de la
corona española. Tras la rebelión de Túpac Amaru fueron castigados. De nada
sirvió que apoyaran a la corona. La corona española arremetió y decidió que la
posición de cacique dejaba de ser hereditaria. Así, se redujo considerablemente
las principales fuentes de ingreso económico de las familias. También se
reprimió varias de sus manifestaciones culturales, como el uso de trajes
tradicionales en las procesiones, entre otras.
El golpe de gracia para la nobleza
indígena llegó, irónicamente, con la Independencia. En 1825, Simon Bolívar
anuló el cargo de cacique y dictó nuevas leyes de propiedad, lo que derivó en
la pérdida del estatus social, económico y político para lo que quedaba de las
élites indígenas y en el siglo XIX empezaron a ser olvidadas. Hoy, lejos de las
atrocidades del pasado, generaciones jóvenes se interesan en sus nobles
orígenes.
El
cacicazgo Kutipa en Italaque.-
Italaque población ubicada en el actual
municipio de Mocomoco de la provincia Camacho del departamento de La Paz no
quedo exenta de los Cacicazgos y su propio proceso histórico y conto para el
Siglo XVI como refieren los registros de la parroquia de Italaque “con tres caciques, uno por parcialidad.
Estos caciques eran de la familia Quenallata en la parcialidad de Huarcas,
Ninacanchis en la parcialidad de Canchis y Kutipa en la parcialidad de
Pacaures”. Y es de este último cacicazgo al que nos dedicaremos en esta
oportunidad.
KUTIPA.- De las voces aymaras: Kuti que
significa regreso o acción de regresar y Pa que significa Él y se designa la
tercera persona gramatical; es decir que Kutipa significa “El que Regresa”; Así
también atribuyen los aymaras el nombre Kutipa a “El venturoso o Afortunado”.
Según los registros del Archivo General
de las Indias en Sevilla España (AGI, 532): Los Kutipa son originales del Cusco
y tienen relación con la familia del Inca Pacha Kutiy Yupanki, en tiempos
prehispánicos.
El francés Thierry Saignes en su libro “Desde el Corazón de los Andes, cita: “Los Caciques –Gobernadores de las demás
cabeceras, los Chambilla, los Catacora, y los kutipa perfilan un gran asenso en
1567, y siguen alternando en los cargos de “Capitanes Generales” en Potosí y
mostrando una nítida prosperidad económica gracias a los ingresos mercantiles,
varios compran haciendas en los valles orientales de Larecaja o se hacen
reconocer la propiedad, emediante de tierras, de tterrerois aquiridos
seguramente a partir de lotes antes cultivados por los mitimaes erticos para su
propio povecho”
En ese contexto, es que en el siglo XVI
se crea la nueva Reducción colonial de Italaque como los cita el registro del
Archivo General de las Indias en Sevilla España (AGI, 532): “En 1596 Charazani forma una parroquia,
Mocomoco otra, Carijana y Camata se reúnen en la misma, Umanatta debe unirse a
los indios Canchis de Usadca para formar la nueva reducción y la parroquia de
Italaque”. Y son los cacicazgos Ninacanchi, Quenallata y Kutipa la base
social y administrativa de este nuevo territorio.
Como testigos de esta administración
cacical queda el legado plasmado en la construcción de la iglesia de Italaque.
Dejando su sello personal en la parte inferior en el arco labrado en piedra
caliza de la puerta principal de la iglesia que el cura Cejudo denomino “Mascarones Quenallata”.
Por otra parte tal fue la eficacia de
la organización cacical que para la construcción del empedrado de la plaza
principal de Italaque lograron distribuir espacios a los 49 ayllus o
comunidades que para el siglo XVI constituían la reducción de Italaque dividos
estos en tres parcialidades o grupos culturales (Huarcas, Canchis y Pacaures). La
tradición oral y los registro en los libros de actas de Italaque describen
sobre el cuidado y limpieza de la plaza de Italaque: “A cada ayllu o comunidad de Italaque se le designaba un cuadrado del
empedrado de la plaza: para su cuidado, protección y mantenimiento, siendo el
cumplimiento del mismo un deber ser categórico para su comunidad”
La
mitad del siglo XVIII estuvo marcada por una fuerte intromisión y usurpación
por parte de españoles y criollos en la sucesión de cacicazgos en varias
regiones.El Cacicazgo Kutipa fue víctima de la intromisión española, en el año
1750 Julián Ramírez un español casado con la hija del Cacique Pablo kutipa,
quien se auto nombro y usurpo el título de cacique cometió una serie de abusos
al extremo que los indios de la parcialidad de Pacaures denunciaron en la Real
Audiencia de Charcas el asesinado el comunario Francisco Mamani, estos hechos
tuvo su desenlace una vez expulsado de Italaque al español Julián Ramírez, y devolviendo
el título de cacique a Sebastián Kutipa,
indígena y legítimo heredero. Asi lo regista el El Archivo Nacional de Bolivia
en expedinte (ANB EC 1755 No 56), el cual fue estudiado y citado por Sinclair
Thomson en su libro “Cuando solo reinasen
los Indios”
En el año 1780 estallo una cadena de
revueltas en las ciudades del altiplano, los valles y la costa, como expresión
del descontento indígena, mestizo y criollo frente a las reformas Borbónicas.
El cacique de Surimana Jose Gabriel Condorcanqui (Tupak Amaru) líder de la rebelión
del Perú convoco en Tungasuca a finales de 1779 a caciques de varias regiones a
la que supuestamente asistieron Sebastián Kutipa y José Vera Ninacanchis por
Italaque y Diego Quispe por Mocomoco. En marzo de 1780 Diego Quispe junto a
Basilio Antonio indígena oriundo de Italaque y una tropa de seguidores de Tupak
Amaru quemaron y saquearon la iglesia y varias viviendas de españoles de Italaque.
Este relato se encuentra en los Archivos de la Parroquia de Italaque y los Archivos
de la Catedral de La Paz y fueron recogidos por Homero Elías en su libro “Cuentos e Historias de un pueblo llamado
Italaque”,
Tras la rebelión de Túpac Amaru de 1781
los cacicazgos y las elites indígenas perdieron todas sus prerrogativas
políticas y administrativas, conservando solo el poder espiritual.
Con la independencia de 1825 la figura
del cacique fue desvalorada y denigrada por ser un título solo de indios, razón
para que muchos descendientes del cacicazgo kutipa se cambiaron el apellido
indígena por uno español. Conocido es el caso que alguno se cambió de Kutipa a
Ortiz renunciado con esto a su linaje indígena e Incaico.
En el Archivo Nacional de Sucre se
encuentran registradas las Haciendas establecidas luego de la Independencia de
Bolivia en 1825 donde se evidencia que el cacicazgo Kutipa aun contaba con
tierras en la Parcialidad de Pacaures, específicamente en la comunidad de
Cacachi mismas que estaban al resguardo de Dominga Kutipa descendiente del
cacicazgo Kutipa. Dominga Kutipa legó este patrimonio y otros del cacicazgo
Kutipa a su descendiente Francisco Kutipa y este a su hija Rosa Kutipa quien
tuvo como primogénito a Raúl Mansilla Kutipa último descendiente directo de
este cacicazgo.
*Director de interculturalidad del
Gobierno Autónomo Municipal de Mocomoco.
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