Por: Boris Bernal Mansilla
Fuente: FUENTE: Periódico La Razón, Suplemento La Gaceta
Jurídica, 21 de octubre de 2015
Italaque, pueblo conocido por sus sicuris, remonta su
génesis e historia a tiempos milenarios. Las mujeres y hombres que habitaron el
hoy conocido como municipio de Mocomoco y, en particular, algunas comunidades
de los distritos de Pacaures e Italaque antes de la conquista de los andes
meridionales por los incas en la segunda mitad del siglo XV, formaban parte de
un curacazgo muy antiguo, “el Señorío Kallawaya”.
Este Señorío Kallawaya estaba constituido “al norte del lago
Titicaca sobre los flancos de las cordilleras de Carabaya y Apolobamba, cortado
por los afluentes superiores de los ríos amazónicos”, según describió Thierry
Saignes.
El cacique de Charazani Juan Tome Coarete declaró en 1657
que “por mandato de Topa Yupanqui y Guayca Capac ynga, decimo y onceno reyes
que fueron del Piru, mandaron a Are Capaquiqui que por ellos gobernaba desde
Ambana hasta Usico delante de Coyo Coyo buscase la mejor entrada que pudiese
haver para las provincias de los Chunchus y hallándola tal habrise camino para
meter la gente necesaria a la conquista dellos”, así lo registra el Archivo
Nacional de Bolivia en el Expediente 1657-5, F° 54.
Es así que esta jurisdicción asociaba dos regiones que
fueron posteriormente separadas, al norte, los valles superiores de los ríos
Carabaya (actual Tambopata) y Huari Huari que formaron la provincia colonial de
Carabaya, incorporada luego a Perú; al sur, los valles superiores de los ríos
Camata, Copani y Pelechuco, que integraron la provincia colonial de Larecaja y
pertenecen en la actualidad a Bolivia.
“La bipartición del territorio kallawaya no se produjo por
azar, ya que ella se remonta al antiguo corte dualista: el señorío, luego la
“provincia” inca, comprendía dos mitades: la superior (Hatun Calabaya) y la
inferior (Calabaya Chica), que fueron distinguidas por los españoles como dos
unidades fiscales (repartimientos) posteriormente” (Thierry Saignes. “Desde el
Corazón de los Andes”. ifea, La Paz, 2015).
Presencia en la región
Investigadores de la histografia inca mencionan que la anexión
al Tahuantinsuyu de la vertiente oriental se operó bajo Túpac Yupanqui, al
mismo tiempo o poco después de la conquista del Collao en la segunda mitad del
siglo XV. Por otro lado, la colonización inca se tradujo en importantes
transferencias de población entre diferentes regiones.
Tenemos conocimiento de la presencia en los valles
kallawayas de grupos de origen geográfico bastante distinto. Se nota, primero,
la existencia de Mitimaq venidos del Collao. Así también se nombra varios
ayllus llamados incas o ingas en las jurisdicciones de Charazani y de Mocomoco
(sobre este tema hablaremos en forma extensa en otro escrito).
El interés económico que representaba este sector en el
incario es innegable, en las colinas subandinas y a lo largo de los torrentes
que desembocan en los afluentes amazónicos fueron explotadas las minas de oro y
lavaderos sobre andenes, como la producción de coca cosechada tres veces al
año. Los productos eran llevados hacia las punas y colocados en el tambo
(granero albergue) de Umamatta y Usata (Italaque), no lejos del lago Titicaca.
Este territorio tomo gran importancia geopolítica por el
hecho de que los kallawayas encontraron un camino que permitió al Inca la
conquista de los “indios de la selva”, llamados salvajes (“chunchos”), como
registra el Archivo Nacional de Bolivia
(Expediente anb 1657-5, F° 54), “El jefe Are y luego su hijo abrieron un
pasaje hacia el valle de Apolo y de allí hacia las sabanas de la ribera
izquierda del Beni. Por este servicio prestado, el Inca acordó al señor
kallawaya el privilegio de ser llevado en andas por cuarenta indios”.
Instituciones en la zona
Los inicios del periodo hispánico están marcados en el área
kallawaya por una serie de modificaciones territoriales, dentro de las cuales
diferentes instituciones coloniales –encomiendas, corregimientos, reducciones,
distritos urbanos y eclesiásticos– intervinieron en diversos grados.
La encomienda fue la institución que delegaba a españoles
particulares el derecho de percibir los tributos de un grupo indígena, como lo
hacían los incas. En 1535, sin incluso haber ocupado los territorios
meridionales del imperio incaico, desde Cuzco Pizarro delegó al licenciado
Antonio de la Gama los repartimientos o provincias de Hatun Calabaya y la
pequeña Calabaya.
Luego de la creación de la Audiencia de Charcas en 1561,
cuya sede fue La Plata, actual Sucre, el conjunto del Collao y de sus
vertientes integró su instancia administrativa y judicial, por lo que quedó
dividido entre los distritos urbanos de La Paz y Cuzco.
El establecimiento de los corregimientos en 1565 confirmó la
secesión de estas dos mitades del antiguo Señorío Kallawaya, del cual la
superior, al norte, formó aquel de Carabaya, mientras que la inferior, al sur,
integró aquel de Larecaja.
Otra etapa importante en el desmembramiento del antiguo
señorío se inició con el reagrupamiento de la población indígena en el seno de
las reducciones o pueblos de indios concebidos como centro administrativo,
social e ideológico de la sociedad andina.
Los habitantes de la Pequeña Calabaya fueron concentrados en
cuatro pueblos, uno de puna, Umanatta; dos de cabecera de valle, Charazani y
Mocomoco, y uno de Yungas, Carijana, así lo estableció la “Visita General” del
virrey Toledo en 1575.
Transformación de localidades
Estas fueron reducciones multiétnicas, ya que a los lados de
los Kallawaya se encontraban los Mitimaq, originarios de diferentes regiones
andinas. La trasformación de estas reducciones en parroquias debió terminar de
conferirles su plena autonomía fiscal y religiosa.
En 1596 Charazani formó una parroquia, Mocomoco otra,
Carijana y Camata se reunieron en una sola y Umanatta debió unirse a los indios
canchis de Usadca para formar la nueva reducción y la parroquia de Italaque,
según lo registra el Archivo Parroquial
532 de Italaque.
Es así que en la Colonia española Italaque formó parte de la
jurisdicción de Larecaja, por consiguiente, “se puede ver que las unidades
domesticas Kallawaya se encuentran repartidas en diferentes jurisdicciones urbanas,
provinciales, aldeanas y eclesiásticas en los Valles de Capoari y las
parcialidades de Warcas como Pacaures de Italaque”, dice Thierry Saignes en su
libro “Desde el Corazón de los Andes”.
En 1614, los descendientes de los señores kallawayas
reclamaron la restitución de sus derechos y títulos sobre el gobierno, quedaba
fresca en la memoria su antigua soberanía y jurisdicción (anb/e 1657-5).
La expresión
Estudios realizados sobre diferentes culturas precoloniales
revelan que la música es un factor intrínseco de la religión y de sus ritos,
axioma que explica la unión entre los sabios médicos naturistas y los maestros
del sicuri en este territorio.
Luego de diversos y complejos procesos de organización y
reorganización territorial propios de la dinámica de los pueblos, Italaque
guarda hoy en su ontología el legado milenario de la nación Kallawaya.
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