domingo, 26 de febrero de 2017

AMAYPATXA: EL COMPLEJO ESPIRITUAL ARQUEOLÓGICO DE TAYPI AYCA – ITALAQUE

Por: Boris Bernal Mansilla*

La comunidad Taypi Ayca se encuentra en el distrito de Italaque del municipio de Mocomoco del departamento de La Paz, a 130 km de la sede de gobierno, esta población es mundialmente conocida por sus interpretes de música prehispánica como son los Sikuris de Taypi Ayca – Italaque.

Taypi Ayca no solo guarda la sabiduría y conocimiento ancestral de los Sikuris como forma de vida, sino también un imponente y místico complejo arqueológico denominado “Amaypatxa” (cerro de los muertos) que se encuentra a 20 minutos caminando desde el centro de la comunidad.
                                                                              
El pasado 11 de febrero de este año junto a las autoridades originarias -  sindicales de Taypi Ayca y un pequeño equipo de investigadores y visitantes arribamos al “Cerro de los Muertos”.


Nuestra primera parada en “Amaypatxa” fue para realizar una ofrenda de permiso a las deidades guardianes de este territorio en el lugar sagrado denominado “Waki Tuma” que es una formación rocosa con la figura de dos coronas o mascaipachas incas, que los comunitarios les llaman kori corona y colque corona y Waki Waki. Sobre este sitio el sub alcalde Italaque Mario Mamani nos dice: “Este Achachila te escucha todo y si le pides de corazón se te cumplirá tus deseos, también vienen para pedir pareja los jovenes”

El complejo arqueológico de Taypi Ayca de aproximadamente seis Hectáreas cuenta con calles empedradas, plazas, cercos, construcciones de piedra de diferente tamaño y forma de las cuales sobresalen una centenar de chullpares junto a lo que posiblemente fueron viviendas y el complejo de wak´as (lugares sacrados) o deidades representadas en algunas edificaciones de piedra pero sobre todo varias formaciones rocosas típicas de la cultura Huarcas. Estos lugares de despacho y ofrenda nos dice el hilacata Edgar Espinal son: Wakituma, Mallku Antaña, Kumukullu, Saywa, Jacha kurusa, Piñito y Tumauyu este ultimo despacho dedicado a las Ispallas y la Pachamama

Sobre los Chullpares prehispánicos podemos mencionar que estos cumplían dos finalidades. Por un lado, los parientes y miembros de las comunidades andinas manifestaban su respeto hacia el difunto, un personaje de gran estatus, malku o hilacata, y a su linaje (ayllu). Por el otro, el chullpar funcionaba como un símbolo en memoria del curaca muerto, expresando su prestigio personal y el de su comunidad, así como su poder en un plano local o regional. En cuanto a su funcionalidad, es probable que los chullpares hayan cumplido el papel de lugares sagrados e importantes de culto (wak´a), también servían, y aún sirven, como un hito o marca territorial.
En un chullpar todo esta planificado y tiene una razón de estar y ser, la mayoría de las chullpares de barro como las de piedra tuvieron sus ingresos orientados al Este, al respecto los hilacatas Remigio Huanacu nos cuenta: "Hace mucho tiempo en este lugar las personas solo vivían con la luna de noche.

-Un día los Amautas convocaron a la gente y dieron órdenes expresas de esconderse en las cavidades de las rocas, de no salir de allí hasta que todo hubiera pasado, de cerrar los ojos y de pedir a las Achachilas para no sucumbir ante lo desconocido. Los Amautas creían conocer el momento exacto y el rumbo preciso por el que surgiría aquel misterioso poder, cuyo nombre, según la leyenda, era Willka (El Sol).

Hicieron cálculos exactísimos del momento de la aparición del sol, pero no lograron atinar la dirección exacta de su surgimiento. Dijeron que saldría por el occidente y anhelaban que su llegada fuera el inicio de una era prodigiosa. Todo el pueblo obedeció las órdenes de los amautas, esconderse en pequeñas cuevas mirando hacia el oriente. "Así estaremos a salvo", pensaban.

Se escondieron todos, pequeños y grandes. Aguardaron con natural paciencia el inicio de una nueva era y la salida del sol. El silencio de la tierra inundaba el universo. Y salió el sol, para sorpresa de todos, por el oriente, quemando a muchos matándolos y dejando sus cuerpos inmóviles entre las rocas. Sin embargo, la de aquellos fue una muerte sin dolor, porque la tibieza de los primeros rayos de sol sedujo a los hombres y regocijó a los niños.

Todos gritaban alegres, pero muchos murieron porque no estaban acostumbrados más que a los hielos y vientos helados de la Cordillera que penetraban por cada poro de la piel hasta llegar a lo más profundo del alma. Murieron abrasados, sonrientes, habían conocido a un dios poderoso e increíble. Y surgió una época brillante en la Tierra.

Hasta el día de hoy están allí los huesos y las rocas de aquellos que murieron a causa de la salida del sol y es por esa razón que la puerta de los chullpares sea desde ese momento al Este. Ahí están nuestros ancestros, duermen y nos vigilan desde sus chullpares. Nadie se atreve ni debe tocarlos o moverlos del sitio, están allí para protegernos y cuidarnos”

Lugares dedicados a la administración y espiritualidad de un territorio en las culturas prehispánicas de los andes en su mayoría siempre están ubicados en lo alto de cerros de difícil acceso, donde los chullpares se encuentran al costado de viviendas como es el caso de Amaypatxa de Taypi Ayca – Italaque y con fuerte presencia de sitios considerados sagrados para sus pobladores.

Según nuestra hipótesis este sitio arqueológico seria el centro espiritual y político del Ayllu Taypi. El Ayllu como afirma Thierry Saignes “eran unidades sociales de organización que en épocas preincas e incas, se basaron muchas veces en las tierras altas del collao en el parentesco que reúne a los descendientes, reales o ficticios, de un mismo antepasado y un territorio común, denominadas ayllus Haatha en aymara”. En la época colonial, recogiendo la forma de organización política y administrativa del incario, el Ayllu Taypi estuvo constituido por tres zonas o familias ligadas por un mismo tronco de ascendencia: Ayca-Morocarca, Chiñaya y Hancohuma de la parcialidad de Huarcas del territorio de Italaque, dirigida por el cacicazgo Quenallata, que dejó plasmada su imagen tallada en el portal de la iglesia de Italaque, como lo registra el archivo parroquial de este pueblo de 1776. En la República, este territorio tomó el nombre de Ayllu Taypi Qullana, constituido por las mismas zonas, así lo registra el Archivo Nacional de Bolivia en Sucre en su revista 179 de 1832. Con los procesos de reorganización territorial y Participación Popular desde 1994 hasta la actualidad esta región fue divida y fragmentada, Taypi Ayca paso a formar parte del municipio de Mococomo y las comunidades Lliji Lliji, Morocarca, Chiñaya, Hancohuma y Phojraka integraron el municipio de Puerto Acosta, ambas jurisdicciones integrantes de la provincia Camacho.

De la primera prospección al sitio arqueológico de Amaypatxa de Taypi Ayca - Italaque podemos plantear: Este lugar era destinado a las actividades espirituales y administrativas de las culturas Huarcas e Incas lo cual constituye la evidencia fáctica que Taypi Ayca es el centro y núcleo del Ayllu Taypi que conserva un basto legado ancestral que se constituye ahora en un patrimonio cultural de municipio de Mocomoco y del departamento de La Paz.


* Director de Interculturalidad del Gobierno Autónomo Municipal de Mocomoco y descendiente del cacicazgo Kutipa de Italaque

Fotos: Marisol Díaz, Severo Quenallata Chejo, Edgar Espinal y Simón Luque






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